sábado, 24 de enero de 2015

EL SOL

Entre los miles de estrellas que forman nuestra galaxia hay una de tamaño mediano, situada en uno de los brazos de la espiral de la Vía Láctea, que tiene un interés especial para nosotros, ya que vivimos cerca de ella y, en cierto modo, vivimos de ella. 

Se trata, naturalmente, del Sol.

Esta estrella es una estrella de mediana edad, otra más de la secuencia principal. Su clasificación estelar, G2, que implica un color amarillento y unas temperaturas de superficie que oscilan entre los 5000ºK y 6000ºK (entre 4700ºC y 5700ºC), tampoco es extraordinaria, pues existe un número incalculable de estrellas del mismo tipo. Quizá el único mérito del Sol sea que uno de sus planetas alberga vida.


CAPAS SOLARES

El brillante disco solar que se observa en el cielo es la fotosfera, o superficie del Sol, responsable de emitir la luz visible que llega a la Tierra. Las temperaturas en la fotosfera sobrepasan los 5500ºC. La superficie solar ofrece un aspecto granulado, debido a que los gases calientes emergen a la superficie y los más fríos descienden a la región convectiva situada por debajo. Dichos gránulos poseen un tamaño mucho mayor que cualquiera de los rasgos que forman la superficie terrestre. A pesar de que la fotosfera es la capa visible más exterior del sol, existen otras capas por encima, que constituyen lo que se conoce como "atmósfera solar".



La atmósfera solar se divide en 3 capas: la cromosfera, la región de transición y la corona. El brillo de la fotosfera oculta dichas capas por completo, por lo que éstas solo se pueden observar durante un eclipse solar. La cromosfera es una capa rosada en la que se detectan la mayoría de las tormentas solares. Las espículas, efímeros chorros de gas, se abren paso hacia el exterior del Sol a través de la cromosfera. En la región de transición se produce un aumento brusco de las temperaturas, que pasan desde los 5500ºC de la fotosfera y la cromosfera hasta los más de un millón de grados de la corona (LoL!!). Esta última capa parece, como su nombre indica (y durante los eclipses es cuando más evidente resulta la anología), una enorme corona que surge del disco solar y se aleja millones de kilómetros en todas las direcciones. Este fenómeno lo causa la dispersión de la luz solar tras atravesar electrones y polvo interestelar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario